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Un cachito de historia:

La conservación y recuperación de los Centros Históricos en México se ha vuelto una tendencia en los gobiernos locales y son ya la mayor parte de los Estados los que han tomado como bandera de su administración el dedicar esfuerzos, recursos e incluso adaptar leyes en función a esta labor. Existe a través del INAH, diversas metodologías de adaptación de los inmuebles históricos que son patrimonio arquitectónico de la nación y sabemos por experiencia propia, que uno de los temores más grandes (y que puede ser algo tardado pero de ninguna manera imposible), es la adquisición de permisos para entrar a modificar este tipo de viviendas que en muchos casos, han sido abandonadas por los dueños originales y que representan una oportunidad de inversión para aquellos “rescatistas” que tienen el recurso y el interés de desarrollar proyectos en esas zonas.

 

Ahora la visión no es exclusiva al uso comercial como durante años fue en ciudades como Mérida, sino que ahora se ha expandido al uso habitacional, detonado en gran medida por extranjeros canadienses y europeos que se han enamorado de la arquitectura y detalles en pisos, techos y patios enormes con los que esas propiedades cuentan.
 

El H. Ayuntamiento de Mérida ha desarrollado desde hace varios años un programa de reconstrucción de fachadas en inmuebles emblemáticos de la zona centro en el cual, el propietario paga los materiales y es la Comuna la que paga la mano de obra. De acuerdo a datos de la Dirección de Desarrollo Urbano (Enero, 2020), el año pasado se rebasó la meta de 3500 m2 de fachadas intervenidas dándole un look fresco y renovado que sin duda es una herramienta poderosa de venta para los agentes inmobiliarios a la hora de ofertar propiedades en el Centro. Es más, muchas de esas casas que ni siquiera se encuentran a la venta, son regularmente perseguidas literalmente por visitantes que ofertan de manera directa a los propietarios con tal de hacerse del inmueble tras el impacto visual que les genera.

 

Si bien hay un nicho de mercado que considera que vivir en el Centro es una “pesadilla” por el tráfico, falta de estacionamiento o ruido, existe otro nicho que está dispuesto a pagar las “perlas de la virgen” con tal de tener una propiedad en la zona. Gracias al “Plan de Mejora para la Movilidad Urbana” que ha sido implementado en semanas recientes debido a la pandemia, se está dando otro plus a la demanda de esas residencias, que como ha pasado en otras zonas del país, cada vez adquirirán un valor más alto
y que son hoy por hoy, lo equivalente a invertir en un fondo de ahorro asegurado por el enorme valor monetario que tendrán el día de mañana.

 

Si no creen esto, ahí va el dato: solamente en 2019 se hicieron 1,500 solicitudes de intervención ante el INAH, según reportó el Delegado, Eduardo López Calzada (esto es, el triple de lo que comúnmente se solicitaba en años anteriores). Y la noticia además, va de la mano con lo siguiente… la mayor parte fue para casas habitación. En el Centro Histórico de Mérida existe el registro de más de 4 mil inmuebles de todas las épocas, lo que lo convierte en el segundo más extenso de todo el país por lo que no es extraño el interés de inversionistas extranjeros en adquirir una de esas joyas y apostarle a su remodelación para pasar temporadas invernales escapando del frío en sus países de origen o bien, simplemente como
mencionamos antes, como un fondo de ahorro que tendrá rendimientos sustanciosos a mediano plazo.

 

Y es que el Centro de Mérida lo tiene todo… bares, restaurantes, museos, galerías, comercio y parques… un oasis para estos tiempos de pandemia en los cuales, iteralmente caminando desde casa, se puede acceder a todo tipo de servicios de manera ordenada y segura.
 

Quien conozca los Barrios de Santa Ana, Santa Lucía, La Ermita, Santiago o Mejorada no nos dejará mentir… queremos un cachito del
Centro, un cachito de historia.

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